Tomar la decisión entre cobrar por dividendos o incrementar el salario no es sencilla. Varía según múltiples factores como el régimen fiscal, la estructura de la empresa y las metas financieras tanto personales como empresariales. Para tomar una decisión informada, hay que entender profundamente las implicaciones fiscales y legales de cada opción.
A continuación, exploramos algunas de las claves a considerar para determinar cuál es la mejor opción para ti o para tu empresa.
Entendiendo los dividendos y su fiscalidad
Los dividendos son considerados rendimientos de capital mobiliario. Esto significa que, cuando se reciben como parte de las ganancias de una empresa, se integran al 100% en la base imponible del ahorro en la declaración de la renta del receptor. Los dividendos están sujetos a una tributación que va del 19% al 26%, dependiendo del monto percibido.
Ventajas de cobrar dividendos:
- Tributación reducida: La base imponible del ahorro tiene una tributación más baja en comparación con la base general del IRPF de los salarios.
- Flexibilidad: Puedes decidir el momento oportuno para repartir dividendos, lo que permite una planificación fiscal estratégica.
Inconvenientes de cobrar dividendos:
- Doble imposición: Antes de distribuir dividendos, la empresa debe tributar el beneficio a través del Impuesto sobre Sociedades, que en España es del 25%. Esto añade una carga fiscal adicional, pues la suma del impuesto de sociedades (25%) y el impuesto mínimo sobre dividendos (19%) podría suponer una carga fiscal combinada de hasta el 44%.
- Restricciones legales: Existen condiciones legales para el reparto de dividendos, como destinar un 10% del beneficio a reservas legales hasta alcanzar el 20% del capital social de la empresa. Además, las normativas de la compañía pueden establecer limitaciones adicionales.
Implicaciones fiscales del aumento de nómina
Optar por incrementar la nómina puede ser una opción fiscalmente atractiva si las tasas impositivas sobre los rendimientos del trabajo son menores a las que enfrentan los dividendos después de impuestos corporativos. En general, elevar el sueldo hasta ciertos umbrales puede resultar más beneficioso que repartir dividendos, especialmente en empresas con un único socio, ya que los impuestos salariales pueden ser menores que la combinación de impuestos corporativos y sobre dividendos.
Ventajas de subirse la nómina:
- Simplicidad fiscal: Incluir todo el ingreso como salario simplifica la gestión fiscal personal y empresarial, evitando cálculos complejos de dividendos y retenciones.
- Beneficios sociales: Un salario más alto incrementa las contribuciones a la Seguridad Social, lo que a su vez puede mejorar prestaciones como pensiones y coberturas por desempleo.
Inconvenientes de subirse la nómina:
- Alta tributación: Los salarios tributan en la base general del IRPF, que en el caso de rentas altas puede llegar hasta el 47%, lo cual es significativamente mayor que la tributación de los dividendos.
- Impacto en la tesorería de la empresa: Subir la nómina incrementa los gastos laborales, lo que puede afectar el flujo de caja de la empresa, sobre todo en pymes o negocios que dependen de la liquidez.
Impacto del Impuesto sobre Sociedades
El impuesto sobre sociedades es un argumento clave en esta discusión. En España, las empresas generalmente pagan un 25% sobre sus beneficios. Si estos beneficios se reparten en forma de dividendos, la carga tributaria podría ascender significativamente cuando se suma el impuesto a los dividendos. Por ejemplo, la sumatoria del impuesto de sociedades (25%) y el impuesto mínimo sobre dividendos (19%) resulta en un impacto del 44% en impuestos.
Normativas y restricciones legales
Existen normativas legales que deben ser respetadas al considerar repartir dividendos. Por ejemplo, un 10% del beneficio debe destinarse a reservas legales hasta alcanzar el 20% del capital social de la empresa. Además, las propias normativas de la compañía pueden establecer limitaciones adicionales.
Beneficios no fiscales de subirse la nómina
Además de los aspectos fiscales, elevar el salario puede otorgar beneficios adicionales. Puede incrementar la contribución a la seguridad social y afecta de manera positiva el cálculo de ciertos derechos, como pensiones y otras prestaciones laborales.
Estrategias para el caso de accionistas minoritarios
La protección a accionistas minoritarios obliga a repartir al menos el 25% de los beneficios anuales. Esta regla garantiza derechos a quienes tienen una menor participación en la empresa. En consecuencia, cuando se presentan diversidades en la estructura accionarial, puede ser más favorable cuestiones salariales para mantener un mayor control de capital.
Consideraciones internacionales para dividendos
Para los dividendos percibidos por no residentes, hay acuerdos de doble imposición que pueden aliviar las cargas fiscales mediante la solicitud de devolución de exceso sobre el tipo de convenio. Esto favorece la planificación fiscal transfronteriza.
Decisión personalizada y planificada
Finalmente, la decisión entre dividendos o nómina debe ser personalizada, basada en el análisis integral de la situación fiscal personal y corporativa. Consultar con un asesor fiscal puede ser vital para optimizar los costos fiscales y maximizar beneficios.
Optar por una estrategia u otra es una decisión multifacética que tiene que ver no solo con impuestos, sino también con los objetivos a largo plazo de la empresa y los socios. Lo fundamental es equilibrar las cargas fiscales, respetar las disposiciones legales y alinear las elecciones con las metas financieras.
Preguntas frecuentes
¿Cuánto dividendo se puede declarar?
La cantidad de dividendos que puedes declarar depende de los beneficios obtenidos. No se pueden repartir dividendos si el patrimonio neto es negativo o afectaría a la reserva legal. La ley también protege a los socios minoritarios, exigiendo un reparto mínimo del 25% de los beneficios si hay discrepancia. Este contexto legal debe ser una consideración clave al decidir la cantidad a declarar.
¿Qué porcentaje del sueldo puede ser el dividendo?
No hay un límite estricto sobre qué porcentaje de tu ingreso total puede provenir de dividendos. Sin embargo, es crucial encontrar un equilibrio beneficioso. Una combinación común es asignar un salario que cubra tus gastos personales básicos y utilizar dividendos para ingresos adicionales y eficiencias fiscales.
